Anoche acabé de leer AVAILABLE DARK de Elizabeth Hand, que no es ni ciencia-ficción ni fantasía (por lo menos no exactamente), ni siquiera novela policiaca (aunque supongo que esto último se podría discutir). De género ambiguo y difícil de clasificar, sencillamente es un muy buen libro como casi todo lo que escribe esta mujer. Claro, debo confesar que la única razón por la que la conozco en primer lugar es por sus impecables credenciales como fantasista. ¿Quién de aquí no recuerda su monumental colección de hace una década, BIBLIOMANCY, que incluía las dos joyitas "Cleopatra Brimstone" y "Pavane for a Prince of the Air", y que se llevó el World Fantasy Award? (Tan solo la introducción de Lucius Shepard valía el precio de admisión). O la novela corta "Last Summer at Mars Hill" que ganó un Nebula y otro World Fantasy Award hace casi 15 años. O más recientemente su novela ILLYRIA, con sus ecos de la "Twelfth Night" de Shakespeare, y que le ganó (otro más) World Fantasy Award hace 3 o 4 años.
AVAILABLE DARK es de hecho la secuela de GENERATION LOSS, otro librito difícil de etiquetar, pero que yo llevo recomendando desde hace casi 5 años. Aquella historia te atrapaba desde los primeros capítulos, pero lo más memorable según yo era la protagonista, la fotógrafa Cassandra, nihilista y cínica de corazón. Cass, que vivió en carne propia el nacimiento del punk en lugares como el CBGBs y que le tocó ver las primeras actuaciones de grupos como los New York Dolls, Blondie (antes que se vendieran) y Talking Heads. Que conoció a Patti Smith y a los Ramones intimamente. La autodestructiva Cass, que documentó con sus fotografías la feroz contracultura de los barrios bajos de la Nueva York de los años 80s… antes que el alcohol y las drogas la acabaran consumiendo. Alguien que pudo ser "alguien", pero que nunca lo fue. La década de los 80s fue hace mucho tiempo, y cuando conocemos a Cass, con sus tatuajes descoloridos y las primeras canas, está más cerca de los 50s que de los 40s, mucho más vieja pero no necesariamente más sabia. (Es la clase de persona que si se topa con un violento accidente automovilístico, se va a poner a tomar fotos en vez de intentar ayudar a los involucrados). Después de leer la mitad de GENERATION LOSS el lector no sabía si Cass iba a resolver un crimen o cometerlo ella misma. En resumen, Cass es como Lisbeth Salander se va a ver en 30 años, si sobrevive hasta entonces. No es tan fácil encontrar personajes femeninos tan bien logrados, tan repulsivos y al mismo tiempo atractivos, y mucho menos de la tercera edad. Una mujer que disfruta el sexo, y tomar y las drogas y no tiene la necesidad de disculparse por esto. Bastante refrescante, si me lo preguntan. Desafortunadamente, la pobre Elizabeth Hand no se ha muerto y por lo tanto sus novelas todavía no pueden adquirir ese carácter de legendarias que la obra de Stieg Larsson heredó póstumamente.
El titulo de aquella novela no se refería a la famosa cita de Gertrude Stein, sino a la misma Cassandra y, específicamente, a aquel termino técnico que se utiliza en la fotografía que ocurre cuando reproduces alguna imagen en exceso. Cuando la foto pierde calidad con cada nueva generación copiada del negativo original (y la imagen original, a su vez, se corrompe con el tiempo). Esa calidad de imagen, esa autenticidad que inspiró a Cass en su arte y en la vida, se ha degradado hasta el momento en que la encontramos por primera vez, sin ninguna dirección. Precisamente es esta condición lo que la llevo, en un último intento para reiniciar su vida, hasta aquella desolada costa en Maine a entrevistar a la fotógrafa Aphrodite Kamestos, alguna vez una de las inspiraciones más importantes en su vida, pero que lleva años sin producir nada y si acaso está todavía más perdida que Cass. Lo que eventualmente la conduce a todas esas jóvenes muchachas desaparecidas… ¿Acaso la novela es en realidad fantasía por eso vagos atisbos de habilidades paranormales que Cass parece demostrar, o se trata más bien solo de un mero caso de intuición femenina muy desarrollada? ¿Cuántas veces no hemos creído que esa chava que conocemos debe ser una bruja con poderes de verdad?
El final no fue perfecto, lo admito. Es más, la novela (casi perfecta hasta ese momento) se descarrila a partir de la página 200, pero eso no le resta meritos.
En mi opinión, no necesitas leer GENERATION LOSS antes de empezar con AVAILABLE DARK (aunque, de nuevo, si vale la pena hacerlo). Cinco años después, Cass continua viviendo a su manera, aun cuando cualquiera puede ver que ya es por pura terquedad (y de nuevo, ¿a quién no le puede caer bien alguien así?) con su macabro sentido del humor aun intacto. Lo que me gusta de la manera en que se describen sus vicios es precisamente que no hay una moralidad oculta detrás de ello. Tan solo en la página 8 alguien le ofrece metanfetamina. Cass la acepta, con un poquito de Jack Daniels como chaser. ¿Por qué no? Ni el personaje ni la escritora vuelven a hacer mayor mención de esto. No es ni exhibicionista ni trágico. No hay consecuencias devastadoras, para instruirnos que las drogas son Malas. Volteas la página y la trama comienza. Cass es contratada de repente para viajar hasta Finlandia e identificar una serie de fotografías "artísticas" que un coleccionista en Helsinki desea comprar. Las fotos son imágenes de cadáveres colocados todos en… posiciones sacadas del folklor escandinavo, digamos. Aparentemente existe un floreciente mercado negro especializado en perversiones eróticas por allá. A Cass cualquier dinero le cae bien, sobre todo si hay que viajar a otro lugar (cualquier otro lugar), así que acepta. Desgraciadamente, nada es lo que aparenta ser. La gente involucrada con estas fotos empiezan a morir. A donde sea que Cass va, algo malo sucede. Como en la novela anterior el lector se ve obligado a cuestionarse si en realidad Cass es una persona buena o no (y como bono extra, por cierto, van a aprender bastante sobre neo-paganismo y el death metal escandinavo, música tan obscura que hace que Cass extrañe el "sunny optimism of the Smiths")
Es en el momento de describir los desolados pero casi hipnóticos paisajes de Islandia donde Elizabeth Hand desata su prosa literaria. Estas escenas son extraordinarias de verdad. “Everything looked grainy and underexposed,” concluye Cass. La ciudad de Reikiavik, económicamente devastada en este nuevo milenio como bien sabemos ya, repleta de edificios abandonados, calles desiertas y almas desesperadas, parece existir en una perpetua ausencia de luz (no tan alejado del apático ánimo de nuestra protagonista).“If Reykjavik had been a photographic print, I would have tossed it.” Como siempre, la narración de Cass es muy honesta, quizá demasiado. No sería exagerado afirmar que entre todo ese ingenio y sentido del humor negro se revela un claro desorden de personalidad, pero ¿quién de nosotros es perfecto?
Es muy fácil criticar a los personajes que aquí conocemos o las decisiones que tomaron en su vida, pero me parece que también es imposible no identificarse con ellos e inclusive reconocer más de una característica personal. El libro no solo explora y critica nuestro cínico mundo moderno sino que en más de una forma lo abraza también. Que el lector saque sus propias conclusiones. Lo mejor de todo esto es que la mayoría simplemente va a creer que está comprando y leyendo un thriller barato y nada más. Muy recomendado.