Varios amigos me han reclamado desde que se enteraron que estoy boicoteando todos los comics de la DC desde hace un mes (y durante los siguiente cinco), debido a BEFORE WATCHMEN. Mi propósito nunca fue el de convencer a otros que siguieran mi ejemplo, ni mucho menos. Es más, no se lo había comentado a casi nadie hasta éste momento. En mi opinión, cada quien es libre de disfrutar lo que le dé la gana. Jamás he pretendido decirle a la gente lo que tiene que comprar o no. Por eso mismo me extrañó que algunos se molestaran conmigo cuando yo dejé de comprar comics de la DC. Quiero pensar que yo también gozo de esa misma libertad de comprar o no lo que yo quiera. Un amigo mío, la persona más razonable del mundo, con todas las buenas intenciones del mundo (quiero creer), inclusive me quiso enseñar un par de los mentados comics y me dijo: “Mira, no están tan mal. Ya sé que no es Alan Moore, pero hasta eso resultaron buenos.”
Tristemente, esto solo me demostró que mucha gente no entendió el punto. Yo ya esperaba que los comics de BEFORE WATCHMEN no fueran “tan malos”. De hecho, tomando en cuenta a los escritores y dibujantes que consiguieron para el proyecto yo estaría con la boca abierta si los comics no fueran por lo menos bastante entretenidos. Ese no es el punto. WATCHMEN en realidad es un objeto completo. No requiere, ni desea, continuaciones de ningún tipo. Pero ¿se pueden escribir? ¿Es concebible en nuestras mentes el poder escribir una secuela o precuela? ¡Por supuesto que sí! ¿Eso qué tiene que ver? Si me dan cinco minutos hasta yo podría inventarme una historia medianamente interesante sobre la Silk Spectre en los años 40s, con tintes de novela negra, o alguna aventura sórdida relatando las acciones del Comedian en los años 70s en plena Guerra Fría. Si consiguen que Darwyn Cooke la dibuje, estoy seguro que además se vería muy bonita.
Ese no es el punto.
Mi problema con el proyecto nunca fue la calidad del resultado final. Fue la canallada que DC le está haciendo a Alan Moore. Muchos han argumentado que Moore es un viejito amargado, que la trae contra la DC (y la Marvel en menor medida) y que es un hipócrita porque en el pasado el también ha utilizado personajes que él no inventó. Alegan que los creadores de los personajes de, por ejemplo, LOST GIRLS (una novela de corte pornográfico donde los protagonistas son Wendy de PETER PAN, Dorothy de las novelas de Oz, y Alice de ALICE’S ADVENTURES IN WONDERLAND), no estarían muy contentos con lo que Alan Moore les hizo. Argumentan que Moore firmó un contrato hace 25 años, y aunque fuera un error se tiene que atener a las consecuencias. Esto es lamentable, en mi opinión, cuando los lectores se ponen del lado del personaje en vez de la persona que lo creó. Cuando todo lo que les interesa es leer otra historia de Wolverine, o de Spider-Man, sin importarles si el escritor o el dibujante tienen algún problema con eso. Cuando defienden a la empresa sobre el creador. (Sobre todo porque se bien que muchos de los que me han dicho esto son dibujantes y escritores de comics, y estoy seguro que no les gustaría que algo así les pasara)
Asumo que muchos son demasiado jóvenes para recordar bien lo que paso en 1987. A la mejor ya habían nacido, y leían comics, pero quizá no seguían los detrás de escenas de la industria todavía. 1987, sí, el año que WATCHMEN salió a la venta, pero también fue el año en que los lectores de comics de todo el mundo se unieron (antes que existiera el internet), al igual que muchos de los escritores y dibujantes, es decir, los mismos creadores de comics, para ayudar a Jack Kirby a recuperar todas sus páginas de arte que Marvel se negaba a devolver. Increíblemente, contra todos los pronósticos, Marvel perdió aquella batalla y no le quedo de otra que regresar las miles de páginas originales de arte de Jack Kirby. Como todos los jovenes al final de los años 60s que creían haber cambiado al mundo con sus marchas, todos creiamos que los comics iban a ser diferentes a partir de entonces. Fue el año de los “Creators' Rights”, y DC agarró a WATCHMEN como parte de su propaganda que insistía que ellos, a diferencia de la Marvel, eran una compañía más accesible para los creadores y sus derechos. WATCHMEN, afirmó la DC, pertenecía a Alan Moore y a Dave Gibbons, y los derechos de propiedad (y todas las ganancias) les serian devueltos una vez que los comics quedaran out of print. (Hace 25 años cuando los trade paperbacks y otro tipo de colecciones todavía no eran tan comunes, era normal que después de un par de años, todos los comics quedaban out of print).
Recuerdo bien la aparición de Alan Moore en la Comic-Con de San Diego de ese mismo año, hablando con entusiasmo genuino sobre el proyecto. Lo revolucionario que era y cómo cambiaria el mundo de los comics. Moore no se refería al comic en sí, sino al contrato de trabajo que Gibbons y el habían conseguido. Una promesa de que la industria estaba cambiando al fin. Ya no habría historias de horror como la de Siegel & Shuster, los creadores adolescentes de Superman, quienes habían vendido los derechos de autor a cambio de cien dólares a la DC, que había ganado miles de millones de dólares a partir del personaje. Lo que paso a continuación, supongo, es del conocimiento de todos. DC jamás regreso los derechos a Moore y Gibbons. A partir de un sinfín de argucias, la DC se aseguró que WATCHMEN nunca quedara out of print. Por esta injusticia se revisaron muchos de los futuros contratos de trabajo en todas las editoriales, y sellos como Vertigo surgieron, ofreciendo ahora si verdaderas oportunidades para los escritores y dibujantes y sus creaciones originales. De poco les sirvió a Moore y a Gibbons, claro, pero la industria si cambió gracias a WATCHMEN. Quizá no tanto como habían deseado, pero si mejoró. No solo resultó la más ambiciosa novela gráfica de todos los tiempos, sino un verdadero parteaguas para los escritores y dibujantes que vendrían después. Una pequeña victoria moral, si nada más. Y sin embargo, a pesar de lo sufrido por ambos creadores, debo mencionar que siempre me quedó la impresión que Paul Levitz, el mandamás de la DC hasta hace un par de años, por lo menos respetó el espíritu del contrato, pues siempre se rehusó a la tentación de publicar secuelas (o precuelas) de WATCHMEN, ni siquiera cuando la película finalmente salió. Todo esto cambio el minuto que Levitz dejo la silla, y Dan Didio, Jim Lee y Geoff Johns se convirtieron en los jefes.
Los rumores de que nuevos comics de WATCHMEN venían eran secretos a voces abiertas. Grant Morrison (que como todos saben, no se lleva muy bien con Moore por razones que no vienen al caso) se negó terminantemente cuando le ofrecieron el proyecto. Lo llamó una falta de ética descarada. Ed Brubaker, por ejemplo, también se negó. Inevitablemente, sin embargo, la DC encontró a escritores y artistas que aceptaron el proyecto. Algunos de ellos muy buenos, lo que sea de cada quien. Mi problema en realidad no es con ellos. Todos tenemos que ganarnos la vida de una manera u otra. Pero en resumen, yo no pienso comprar ningún numero de BEFORE WATCHMEN, y hasta que no terminen de salir (en 5 meses) tampoco voy a comprar nada de la DC. Normalmente compraba una docena de comics de DC a la semana. Unos 40 o 50 dólares. Al mes lo redondeo en 200 dólares. Ni por un momento creo que mis pequeños 200 dólares que va a dejar de recibir la DC los tenga muy preocupados. De nuevo, ese no es el punto.
Es más, revisando las cifras de Diamond (los distribuidores), observo que de hecho los comics de BEFORE WATCHMEN están vendiendo muy bien. DC se salió con la suya. No importa. No significa que voy a cambiar lo que estoy haciendo. Estoy seguro que algunos que leen éste blog me dirán que ellos si están comprando BEFORE WATCHMEN y además lo están disfrutando. Perfecto. Como mencioné arriba, cada quien debe comprar lo que le gusta. Espero que lo estén haciendo porque lo consideren bueno, y no solo para molestar a los “geeks que se niegan a hacerlo”. De verdad, compren estos comics si es lo que están buscando. La página de hoy solo fue para explicar (para ya no tener que hacerlo cada vez que me preguntan) por qué yo no.