lunes, 20 de julio de 2015

KIM STANLEY ROBINSON (OTRA VEZ)

Es curioso que Kim Stanley Robinson se haya convertido en un autor tan importante hasta el punto que las masas lo aclaman como lo “mejor que la ciencia-ficción ofrece” cuando en realidad hay tantos lectores de CF no tan convencidos. Nuestra relación amor-odio es casi lo que nos define. Nadie cuestiona su rigor científico, es solo que sus libros tienden a ser algo… ¿aburridos seria la palabra? En más de una ocasión he mencionado lo que verdaderamente pienso sobre su trilogía de Marte de hace 20 años. Por todo esto, cuando por fin apareció AURORA, la nueva novela de Robinson, mi plan original fue no comprarla. De plano. Buena suerte, pero hasta aquí llego yo. Lo mismo me sucedió unos días antes con el nuevo libro de Neal Stephenson (otro escritor que ha logrado trascender el pequeño gueto de la ciencia-ficción para convertirse NY Times Bestselling Author, como todas sus portadas nos informan). Y sin embargo varios amigos me decían que no estaba tan mala la nueva de Robinson. Y recordé lo mucho que disfruté THE YEARS OF RICE & SALT. Y que 2312, a pesar de su trama endeble, me había maravillado por sus ideas alucinantes. En resumen, lo acabé comprando, vaya. Como el buen adicto que soy. ¿El veredicto? Debo decir que el libro es bueno, mejor que lo que esperaba, pero no es perfecto. Si alguno de los “vicios” típicos de Robinson les fastidian entonces van acabar odiando a AURORA.


Paso por paso. La nueva novela trata sobre una enorme nave generacional en camino a Tau Ceti. Las naves generacionales, por supuesto, son una de las tradiciones más añejas y veneradas dentro de la CF. El ejemplo más famoso puede seguir siendo el original “Universe” de Heinlein (o NON-STOP de Aldiss, que es básicamente la misma historia, solo que mejor escrita), pero a través de las décadas parecería que todo escritor de CF intentó alguna vez su propia contribución. Por lo tanto me parecía difícil ver cómo Robinson podría encontrar algo nuevo que contar sobre el tema, algo a lo que regresaré luego. Lo primero que me pilló por sorpresa fue el nombre de la protagonista, Freya, que es el mismo de la heroína de SATURN’S CHILDREN de Charles Stross. Por supuesto esto es mera casualidad, pero aun así me extrañó. Caramba, el nombre de Freya no es tan común. (En ese mismo renglón, me sorprendió cuando leí sobre los wanderjahrs que los jóvenes en esta nave generacional celebran recorriendo los diferentes ecosistemas dentro de la Nave. Esa misma semana, el día anterior inclusive, yo había leído el relato de Paul McAuley para EDGE OF INFINITY donde los wanderjahrs son importantes para la trama). Ese tipo de glitches en la Matrix siempre atraen mi atención.


 El primer capítulo inicia muy bien, y ya desde el título “Starship Girl” me recordó aquellas novelas Juveniles de Heinlein de los años 50s (lo que ahora llamaríamos YA). Freya es una jovencita, casi una niña todavía, y ella y sus padres, sobre todo la madre, sirven como nuestros personajes principales. Es una lástima que, como de costumbre, Robinson los usa tan solo para soltarnos sus ya tradicionales infodumps más que para desarrollar verdaderas personalidades. La cosa mejora, y bastante, en la siguiente sección, cuando la computadora que maneja los detalles de la Nave se convierte en la narradora de la historia. Quizá he estado leyendo demasiados relatos de Hannu Rajaniemi y Charles Stross últimamente, pero tengo que decir que me gustó mucho más esta sección. En todo caso los mentados infodumps (que nunca paran) se leen más naturales aquí. Quizá Robinson siempre debería tener a una maquina como protagonista. Así su estilo parecería intencional. Curiosamente, algunos detalles como el de la vida micro-orgánica en Encélado y algunas lunas de Júpiter, y la mención sobre la ciudad rodante en Mercurio, nos dejan claro que la novela ocurre en el mismo universo que 2312. No hemos llegado ni a la mitad del libro cuando nuestros exploradores concluyen su largo viaje de más de 150 años. Aquí es donde la novela de Robinson pareciera alejarse de otras del mismo tipo, enfocándose en lo que ocurre después de que han encontrado la Tierra Prometida.


 Esta nueva sección le da la excusa a Robinson de hacer lo que en verdad le gusta hacer en todos sus libros: describir el ecosistema de un planeta y lo que hay que hacer para cuidarlo y prosperar en el mismo. Lo vimos en RED MARS y lo vimos en ANTARCTICA. A pesar que hay momentos en que todo esto se vuelve ligeramente tedioso debo admitir que es en esta sección es donde aparecen algunas escenas de verdadero “sense of wonder”, como el momento del primer eclipse. A partir de aquí ya no puedo revelar mucho, pero digamos que lo que ocurre a continuación me recordó mucho al METHUSELAH’S CHILDREN de Heinlein (mejor conocido aquí en Latinoamérica como LAS 100 VIDAS DE LAZARUS LONG), una novela que definitivamente no era Juvenil. Estos eventos obligan a Robinson a acelerar la narrativa pues los años y las décadas se suceden a ritmo implacable. Por desgracia esto sacrifica cualquier intento de desarrollar a los personajes y hasta pareciera que en cada párrafo alguna tragedia les ocurre a nuestros pobres exploradores, lo cual acaba volviéndose monótono. Todo este desfile de crisis tras crisis se vuelve tan superficial que aun cuando regresamos a lugares donde “años antes” ocurrieron terribles desgracias, no sentimos el peso de la historia en ningún momento. Por si fuera poco, los detalles técnicos (sin ningún tipo de ancla humana para podernos relacionar) amenazan con abrumar al lector otra vez. Otra página más dedicada a botánica y agricultura (por un momento pensé que había agarrado por error THE MARTIAN) y habría aventado el libro a la basura. Y eso que normalmente yo disfruto de ese tipo de detalles. Sigo diciendo que si THE GRACE OF KINGS hubiera incluido una parte sobre topologías excéntricas de encajes matemáticos de aplicaciones continuas e inyectivas, la novela de Ken Liu habría resultado perfecta.

Está bien. No pasa nada. Los mejores amigos muchas veces son frustrantes. Así los libros. Todo vuelve a mejorar cuando la Nave debe poner a dormir a toda la tripulación, y nos podemos olvidar de tan aburridos personajes, para convertirse ya no solo en la narradora sino en la verdadera protagonista de la obra. Es interesante que sea aquí donde el libro se vuelve genuinamente emocionante y cuando más momentos de sentido de la maravilla ocurren. Con decirles que si la novela hubiera terminado ahí, y nos hubiéramos evitado el epilogo, yo habría acabado satisfecho.

Ahora que releo mi reseña antes de publicarla me doy cuenta que parece más negativa de lo que yo pretendía y que no disfruté el libro. Por el contrario, me queda claro que Robinson ha escrito quizá el libro sobre naves generacionales más riguroso en la historia. (Si bien no el mejor ni el más divertido *). Estoy seguro que todos los amantes de la CF Dura lo van a disfrutar. A pesar de ciertos momentos algo tediosos y repetitivos yo terminé el libro en 4 días. Es decir, sus casi 500 páginas fluyen con bastante rapidez.


* El otro día se armó una muy entretenida discusión sobre el tema en Twitter, y en mi opinión personal, la historia sobre naves generacionales más literaria seria quizá la tetralogía completa de THE BOOK OF THE LONG SUN de Gene Wolfe (que ultimadamente es un solo libro dividido en 4 volúmenes y no lo contrario), mientras que la mejor, mi favorita personal, sigue siendo el de CAPTIVE UNIVERSE de Harry Harrison.

4 comentarios:

  1. "topologías excéntricas de encajes matemáticos de aplicaciones continuas e inyectivas"

    Si no es Ken Liu, alguien debería escribir esa novela. Lo más cerca que alguien se ha quedado es, posiblemente, Greg Egan en Diaspora con lo del fibrado tangente.

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    1. Bueno, las matemáticas de Greg Egan hasta a mí me han dejado viendo doble...

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  2. The years or rice and salt es el peor bodrio escrito por Robinson en mi humilde opinión, terrible, casi llore sangre mientras la leía. Las demás están pasables, incluyendo esa de Leonardo Da Vinci que ni siquiera recuerdo como se llama, me da buena espina esta de Aurora. Saludos.

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